"Anticristo" es una película que se ha estrenado en nuestro país precedida de una gran polémica, y es que el amigo Lars Von Trier ha filmado una de las películas mas provocadoras de los últimos años, y a pesar de que la susodicha está bastante lejos de toda esa mitología mediática que la situaban como una película realmente aterradora, si que es cierto que estamos ante un producto no apto para todos los públicos y que puede llegar a ser de lo mas perturbador. Si me preguntan, no me atrevería a definir "Anticristo" como una película de terror al uso, sino más bien como un drama depresivo, eso si, oscuro, muy oscuro, flirteando a medida que avanza con otros géneros, como el "thriller" de tintes filosóficos o el terror más visual y visceral del mismísimo cine gore, e indagando a la vez en conceptos tan dispares como la locura, la naturaleza o la relación entre la mujer y el universo. Una amalgama de elementos que en el fondo, no tiene otro propósito que incomodar al espectador de muy distintas formas.
La cinta se abre con un impresionante prólogo en blanco y negro aderezado con una pieza de ópera, sin diálogo alguno y bajo una belleza prácticamente hipnótica, sienta las bases a partir de las cuales gira todo el argumento de la misma, estructurada en forma de tesis: Un prólogo, cuatro capítulos: "La tristeza", "El dolor", "La desesperanza", "Los tres mendigos" y finalmente un epílogo, que sirven para mostrarnos las diferentes etapas por las que pasa la pareja en este viaje hacia la superación del más profundo de los dolores, la perdida de un hijo.
"Anticristo" es una de esas películas que piden a gritos ser vistas en una sala de cine, no por sus bombásticos efectos especiales, claro está, sino porque es uno de esos filmes que transmiten sensaciones continuamente, y en esta ocasión me resultó de lo más interesante ver las reacciones de las cinco personas que había en la sala, especialmente la de un hombre de unos 60 años que tenía delante y que se acabó convirtiendo en un auténtico termómetro de lo que sucedía en pantalla, resoplando de aburrimiento cuando un ritmo casi a cámara lenta sume al espectador en la más profunda de las depresiones, haciendo partícipe al espectador del profundo dolor de los protagonistas, apartando la mirada en los innumerables momentos sexuales que contiene el filme, narrados todos ellos de forma explícita y sin ningún tipo de tapujo e incluso haciendo ya considerables aspamientos y gestos de desaprobación en las secuencias mas extremas.
El reparto está íntegramente compuesto por dos actores, Willem Dafoe (si no contamos su tranca como tercer partícipe) y Charlotte Gainsbourg, no pudiéndose calificar la actuación de ambos como menos que sobresaliente, que decir a estas alturas de un actor como Dafoe que ya no se haya dicho, uno de esos pocos elegidos a los que puedes ver en pantalla durante dos horas de forma continuada sin caer en el tedio, talento en estado puro, aunque en esta ocasión a la sombra de su compañera de reparto, la cantante y actriz británica de origen francés, Charlotte Gainsbourg, que nos deleita con una actuación antilógica llena de fuerza y sentimiento que ya le valió el premio a mejor actriz en Cannes. Técnicamente hablando "Anticristo" es un trabajo que roza la perfección más absoluta, Lars Von Trier hace gala de un impresionante repertorio de recursos cinematográficos que se entrelazan de forma fluida para introducirnos en este perturbador universo, todo acompañado de la casi inexistente pero (ahora si) aterradora banda sonora, que se limita a unos pocos sonidos en momentos muy concretos pero que realmente consigue poner la piel de gallina.
Conclusión, "Anticristo" viene a dejar claro que Lars Von Trier no es tan sólo un provocador, sino que es un cineasta capaz de filmar una cinta depresiva, incómoda y a ratos desagradable, pero con estilo. Una película no obstante, no apta para todos los públicos, dotada de un alto contenido sexual y de algunas de las secuencias más salvajes que se han visto en la gran pantalla, por lo que muchos la tacharán de película de mal gusto e incluso de ofensiva. En mi opinión, es una atrevida provocación continua hacia el espectador que se aleja de los convencionalismos del cine actual, que consigue mantenernos expectantes en todo momento a la espera del siempre incierto desenlace, y eso a pesar de su extrema lentitud en algunos pasajes, y de que en el fondo y detrás de toda esa parafernalia filosófica que Trier se encarga de meternos con embudo durante toda la película, este acaba cayendo en el recurso fácil para conseguir sus objetivos: violencia extrema y sexo explícito. Menos mal que no fui a verla con mis suegros.
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