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Friday, 14 August 2009

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Nueva cinta de terror venida del país de sol naciente, dirigida por Takashi Shimizu, artífice de la impía y sobrevalorada, "The Grudge" y aunque en ésta ocasión no vamos a encontrar (afortunadamente) a los puñeteros niños embadurnados con polvos de talco, si vamos a sufrir todos los demás elementos característicos del cine nipón de terror, comenzando por el ritmo de la película, creo que es uno de los filmes más lentos que he visto en mi vida, lo que puede llevarle a uno al límite de la locura viendo como los segundos parecen convertirse en horas, de hecho, en un par de ocasiones tuve que hacerle un masaje cardiaco a mi compañera de visionado para reanimarla.

La primera media hora es un auténtico calvario sin sentido, donde seremos testigos de la enfermiza fascinación que siente el protagonista (una especie de Iker Jiménez bobalicón que se lleva la cámara a todas partes, solo le ha faltado filmarse el rabo mientras hace pipí), por el incidente del metro, y sus absurdas divagaciones el respecto, que lejos de darle profundidad al personajes, tan solo sirven para rellenar metraje, además de tener que sufrir una infinidad de secuencias filmadas con cámara en mano por el amigo Masuoka que lo único que producen es un terrible dolor de cabeza. No es que a partir de ese momento mejore mucho, pero por lo menos la historia adquiere un poco de sentido (si es que algo tiene sentido aquí), con ese hombre cuidando a la misteriosa mujer bautizada como F cual mascota doméstica (supongo que el argumento habrá nacido a partir de una fantasía sexual de los guionistas), a partir de aquí, una historia ya vista en muchas ocasiones, donde el "chinorri" tendrá que conseguirle alimento a la muchacha, pero todo esto a cámara lenta, y es que a éstas alturas mi acompañante ya sacaba espuma por la boca, de hecho, le coloqué un palo entre los dientes para que no se mordiese la lengua.


"Marebito" tampoco nos ofrece demasiadas imágenes destacables, un par de drag-queens calvas que andan a cuatro patas que nos aparecen en forma de flashes, y alguna secuencia de sangre que lejos de impactar, resulta de bastante mal gusto. Eso si, Shimizu se las ha apañado para enchufarnos la mítica escena de la aparición fantasmal en el ascensor, debe de tratarse de alguna especie de convenio japonés que obliga a los cineastas a meter ésta escena en TODAS las cintas japonesas del género.

Conclusión, "Marebito" es una auténtica oda al sopor más profundo, un sin sentido continuo del cual me es imposible destacar nada positivo. Sólo me queda rezarle a todas las divinidades niponas para que los yankies cabeza cuadrada no se decidan a hacer un remake de esto, a no ser que el papel de la misteriosa chica sea interpretado por Kate Beckinsale o Brittany Murphy, en ese caso, adelante.


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