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Thursday, 3 September 2009

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Tenía bastantes expectativas puestas en esta película, tal vez por el simple hecho de que fuera un film realizado en Noruega y pensando que ya han sido varias las gratas sorpresas que me he llevado con el cine realizado en esas frías tierras ("Frostbitten", "Let the Right One In") y sabiendo que se trataba del clásico grupito de jóvenes que se van de viaje y acaban descuartizados, pues llamadme ingenua, pero creía que me iba a encontrar con algo realmente bueno. Ésta ópera prima de Roar Uthaug, que hasta la fecha tan sólo había realizado cortos, es una de esas películas que se ven venir desde el principio, en el que vemos como unos zagales guays e imprudentes (si, no sólo en América hay jóvenes irresponsables y chachis...), van en coche y deciden que van a practicar snowboard en un lugar apartado y poco transitado. Esto en principio, no tiene nada de malo, ya que la gran mayoría (por no decir todas) las películas de asesinos psicópatas, comienzan igual.


Tal vez, este género conocido como "cine slasher" nos está matando a cuchilladas de monotonía a quienes consumimos habitualmente este tipo de producto. Lo que está claro es que nos da igual que el asesino de turno lleve una bolsa de supermercado en la cabeza, que asesine con un túrmix o que todo vuelva a ocurrir en el campamento de "Crystal Lake" o en un pueblucho perdido de Texas, todo eso da igual, si al menos nos ofrecen unas sangrientas y divertidas muertes, esas que en ocasiones nos hacen reír de lo tontas o inesperadas que han sido o que nos hacen sobrecogernos en nuestros asientos al ver tanta atrocidad. Pero resulta que "Cold Prey" no tiene nada de eso, en la película se desperdician todos los ingredientes, los personajes, las situaciones y las muertes, por lo que la película se convierte en un tobogán hacia lo monótono, convirtiéndose así en un film pasable, cuando podría haber sido mucho más. "Cold Prey", se deja ver, entretiene lo justo, y nada más, una pena teniendo en cuenta las espectaculares localizaciones de las montañas de Noruega, y el tétrico hotel con el que contaban. Tal vez, lo que le ha faltado al film noruego no sea otra cosa que "mala leche", tanto en el desenlace de la historia, como en las muertes, el asesino, e incluso (nunca pensé que diría esto) en las escenas de sexo (no deja de ser curioso que en una cinta de este tipo, no se vea ni un culo, ni una teta...). Incluso contaba con un reparto que no pintaba nada mal, un total de cinco excursionistas confiados, entre los que destacaremos a la actriz Ingrid Bolsø Berdal, más protagonista que el resto y que precisamente por esta interpretación se llevó el oscar noruego, un Amanda Award, a la mejor actriz en el 2006.

En "Cold Prey" todo es previsible y ya se sabía quien iba a morir primero y quien después, pero si algo estaba cantado era la identidad del asesino. Para encontrarnos finalmente con un asesino sosaina y austero, era como si el mismísimo abuelo de Heidi se hubiera puesto encima las ropas que lucía McReady en "La Cosa" de Carpenter y sin ninguna gracia se hubiera puesto a asesinar a los que pasaban por ahí, por cierto, no deja de ser curioso lo abrigado que iba este individuo mientras sus víctimas iban con una camiseta y poco más.

En definitiva, tras ver esta película me he llevado el mismo chasco que cuando te dispones ha montar un mueble del Ikea recién comprado y ves que le falta una tuerca que resulta indispensable para que se aguante de pie, tanto diseño y falta lo más importante. "Cold Prey" repite la fórmula mil veces vista, y utiliza los mismos elementos que cualquier película americana del género, pero en vez de aportar algo de originalidad y agudeza, o simplemente rizar los clichés ya establecidos, no hace más que seguir los pronósticos más evidentes y menos arriesgados, vamos, que no han querido romper muchos huevos para hacer la tortilla. Veremos si la cosa mejora en la inminente secuela.


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